Puesto que esta es información sacada de diferentes páginas no existe un orden lógico. 

 El arte barroco se desarrolla entre los siglos XVII y XVIII. Según Woelfflin Pronunciado /vóelflin/ las diferencias son:
 

Renacimiento

__________

Barroco

Visión plástica y contornos

____frente a____

visión pictórica y apariencia.

Composición en planos

____frente a____

composición con profundidad.

Formas cerradas

____frente a____

formas abiertas.

Unidad compositiva

____frente a____

subordinación al motivo.

Claridad absoluta de cada objeto

____frente a____

claridad relativa.

     El arte será el vehículo de propaganda tanto de la Iglesia de la Contrarreforma, como de los Estados absolutistas o de la burguesía protestante.

     En el barroco la figura humana se alza como objeto decisivo del arte, pero no en su forma idealizada, sino en cualquier aspecto, ya sea este bello o feo, sublime o cotidiano.

     En el barroco podemos distinguir tres períodos: temprano o primitivo, de 1580 a 1630, pleno, de 1630 a 1680, y tardío o rococó, de 1680 a 1750.

Arquitectura

     En el barroco la arquitectura va frecuentemente unida al urbanismo. La ciudad se vuelve escenográfica. El palacio es el típico edificio de vivienda urbana para las familias poderosas. El hotel es un tipo de vivienda unifamiliar exenta y rodeada de jardines, burguesa. El templo es el lugar del sermón y la eucaristía. Se trata de un sitio de representación teatral.

   El barroco en el virreinato del Perú está marcado por el terremoto de Lima de 1746. La ciudad quedó totalmente destruida y de su reconstrucción surgieron los edificios más representativos del barroco. Francisco Antonio Guerrero y Torres trabajó, también, en este virreinato: catedrales de Lima, Cuzco y Quito. También trabaja en Lima el portugués Constantino de Vasconcellos Pronunciado /vasconcelos/: convento de San Francisco. Este es el monumento arquetípico de la arquitectura limeña. José de la Sida: convento de San Agustín. En Arequipa aparecerá una escuela de fuertes reminiscencias indígenas. Destacan la iglesia de los jesuitas de Diego Felipe, el convento de Santo Domingo y el convento de San Agustín. En Colombia destaca Simón Schenherr Pronunciado /schénher/ con hache aspirada, un jesuita de origen alemán: iglesia de los jesuitas de Cartagena de Indias y Popopayán. En Bolivia destaca la catedral de Potosí. Y en Argentina hay que reseñar a Juan Kraus, jesuita de origen alemán: iglesia de San Ignacio en Buenos Aires, y Andrés Blanqui: catedral de Córdoba. Lamentablemente, muchas de las obras americanas, sobre todo si son casas señoriales, son de autor anónimo; como el palacio de los marqueses de Torre-Tagle.

 

CATEDRAL

Ubicada a un costado de la Plaza de Armas del Cusco, la actual construcción se erigió sobre lo que fue el templo más importante en la época de los Incas dedicado al Dios Wiracocha; Su costrucción se inicio el año de 1566 y culminó el año de 1669, la plataforma de la construcción tiene la forma de una Cruz latina y está conformada por cinco naves de estilo Basilical. Aquí encontraremos una gran riqueza pictórica con cuadros de artistas como Marcos Zapata, Rafael de urbina, Melchor Huamán, asímismo encontraremos gran variedad de estilos como son el Barroco, Rococó, Churrigeresco, etc.

Catedral del Cusco

SAN BLAS

Ubicada en la plazoleta de San Blas. Fue una de la primeras parroquias erigidas en el Cusco por orden del Virrey Francisco Toledo cuya costrucción inicial fue destruida por el terremoto de 1650. La actual iglesia es la reconstruida, teniendo una plataforma de construcción en forma de Cruz Latina y una fachada simple de características arcaisantes platerescas. 

Dentro de la iglesia se pueden encontrar cuadros de Juan Espinoza Medrano y el maravilloso Púlpito de San Blas que fue tallado por Juan Tomás Tuyru Túpac Inga siendo el autor ideológico de esta obra de estilo Barroco el Maestro Juan Luis Montes.

 IGLESIA DE SAN BLAS

San Blas es hoy un barrio céntrico de la ciudad conocido como el "Barrio de los Artistas", con callejuelas estrechas y retorcidas, muchas de ellas empinadas; en el Inkario fue uno de los más importantes de la ciudad y su nombre era "T'oqo-kachi" ("t'oqo": hueco, "kachi": sal); barrio como los demás habitado por la nobleza Quechua. Al parecer la iglesia fue erigida sobre un santuario Inkásico dedicado al culto del dios "Illapa" que está compuesto por el Rayo, Trueno y Relámpago. Posiblemente la iglesia haya sido estrenada en 1544 por el segundo Obispo de la Ciudad el dominico Juan Solano, aunque según otras versiones debió ser después de 1559 como consecuencia de la provisión de virrey Andrés Hurtado de Mendoza por la cual los "indios" debían construir iglesias para su adoctrinamiento en los barrios donde vivían. Su estructura era simple, con planta rectangular y paredes de adobe, mas luego de los terremotos en 1650 y 1950 la estructura ha sido parcialmente reforzada con paredes de piedra. Cuenta con una sola nave y dos puertas delante de las cuales hay sendas plazas, y un campanario de piedra edificado luego del sismo de 1950 en lugar del original de adobes.

En el interior de la iglesia se halla una de las más grandes joyas del arte colonial en el continente: el Púlpito de San Blas; que es filigrana hecha en cedro por manos expertas en el manejo de la gubia. No se conoce con certeza quien o quienes lo ejecutaron, cuanto tiempo tomó el trabajo, ni muchos otros detalles del mismo; sin embargo, el púlpito está allí como mudo testigo de una gran devoción y trabajo dedicado. Existen pruebas suficientes para afirmar que fue mandado a hacer con el peculio del Obispo mecenas Manuel Mollinedo y Angulo por lo tanto fue hacia finales del siglo del siglo XVII; hay serias discrepancias en cuanto a la identidad del artista ejecutante.

Muchos aducen que fue obra del más famoso tallista y ensamblador Quechua Juan Tomás Tuyro Tupaq, coetáneo y protegido de Mollinedo y Angulo, quien le encargó la ejecución de numerosas obras; pudo también ser obra de otros artistas contemporáneos de Mollinedo como Martín de Torres, Diego Martínez de Oviedo que hizo el monumental Altar Mayor de la Compañía de Jesús, o el franciscano Luis Montes que hizo el coro de San Francisco; la tradición oral tiene su versión recogida por Ángel Carreño que en los manuscritos de sus "Tradiciones Cusqueñas" tenía consignado el nombre de Esteban Orcasitas como el autor del púlpito; pero, para la 1a. edición de su libro el nombre fue cambiado por el de Juan Tomás Tuirutupa, quien como es conocido fue Quechua y cusqueño pero que de acuerdo a esa versión tradicional fue un tallador leproso de Huamanga (Ayacucho), que en cierta ocasión tuvo en sus sueños la revelación de la "Santísima Virgen del Buen Suceso" quien le dijo que si quería curarse de su lepra debía buscarla en la plazuela de Arrayanpata en la ciudad del Qosqo; luego de un largo periplo y muchas desgracias, un día la encontró pintada en un muro al haberse desplomado el techo de la capilla de "Lirpuy-phaqcha" cayendo de rodillas y bañado en lágrimas la invocó, convirtiéndose el rosario de la virgen en pétalos de rosas con las que se restregó el cuerpo quedando completamente curado; la facción de la pared conteniendo la imagen fue cortada y trasladada al templo de San Blas, acordándose construir un altar y un púlpito para la virgen; el tallador Quechua en gratitud al milagro recibido se comprometió y juró hacer el púlpito sin cobrar un centavo por el trabajo presupuestado en 1400 pesos; obra que le llevó 4 años de ardua labor con madera que fue cortada en la plaza de Kusipata (hoy Regocijo) de un enorme árbol de cedro. Mas, al terminar la obra el tallista faltó a su juramento al pedirle al cura 70 pesos para agasajar a una mestiza cusqueña, y luego de asegurar la imagen superior de San Pablo en el tornavoz del púlpito, dio un paso en falso y cayó falleciendo poco después; sus restos fueron enterrados debajo del púlpito pero tiempo después sacados y su cráneo colocado debajo de la imagen de San Pablo, donde hoy se puede apreciar.

Al igual que cualquier púlpito normal, el de San Blas, tiene una base (pedestal), un antepecho (tórax o taza), un respaldo, un dosel (tornavoz), y un corredor (entrada). La Base es esférica y está sostenida por una estructura de bronce, contiene ocho bustos humanos que representan a los herejes del catolicismo y son: Martín Lutero, creador del luteranismo y jefe de la reforma religiosa en Alemania; Juan Calvino, fundador del calvinismo en Francia y Suiza; Ulrico Zwinglio, amigo y seguidor de Calvino; Enrique VIII, Rey de Inglaterra negó la autoridad del Papa y creó el Anglicanismo; Isabel de Inglaterra, fue hija y seguidora de Enrique VIII; Arrio, originario de Alejandría y fundador del arrianismo; Focio, junto a Arrio dio lugar al gran cisma de los griegos ortodoxos o cisma de Oriente; Catalina de Bora, esposa de Lutero. Encima, en la Taza se hallan columnas barrocas entre las que se encuentran la imágenes talladas de los cuatro evangelistas, San Mateo, San Juan, San Marcos y San Lucas; y en la porción central la imagen de la "Inmaculada Concepción María Santísima del Buen Suceso". En el Respaldo está grabada en alto relieve la efigie de San Blas, Patrón de la Parroquia, con vestido pontifical; encima de esa imagen está el escudo del obispo Mollinedo y Angulo. En el Tornavoz (amplifica la voz de quien da el sermón) que es bastante exornado se hallan esculturas de los doctores de la iglesia, San Buenaventura, Santo Tomás de Aquino, San Agustín de Hipona, San Gregorio Magno, San Jerónimo, San Bernardo y San Francisco de Sales. Finalmente coronando el púlpito, sostenido por cinco arcángeles aparece la escultura de San Pablo de Tarso (Carreño cree que es Santo Tomás y otros que es Cristo) con un crucifijo en la mano; a los pies de San Pablo se encuentra el cráneo que según se aduce pertenece al autor del púlpito.

El Altar Mayor de la iglesia, es igualmente imponente; tallado en cedro y dorado con hojas de oro, tiene un estilo mixto donde dominan las columnas salomónicas (retorcidas) propias del barroco; fue dorada y posiblemente también ejecutada por Juan Tomás Tuyro Tupaq y su equipo de tallistas, en su porción central se halla la Virgen de la Inmaculada Concepción y encima la imagen de San Blas. Sobre el muro oriental existe otro retablo obra de Tuyro Tupaq y su hijo Mateo hacia 1678, corresponde al de la "Virgen del Buen Suceso". Hay otros retablos que corresponden a San Blas, San José y un Cristo moreno conocido como el "Señor de la Agonía" que posee brazos y cabeza articulados (se pueden mover), su color oscuro es porque está recubierto con pergamino de llama. Sobre las paredes laterales se observan 8 lienzos anónimos con impresionantes marcos dorados, representan el martirio de San Blas, Obispo de Tucumán. Dentro del baptisterio existe un lienzo de un Cristo con evidente cuerpo femenino; hacia la derecha de la entrada una cruz torcida de una sola pieza de madera de Chachacomo (un árbol nativo de los andes). La iglesia ostenta además, un coro alto con balaustradas de cedro dorado.

SANTO DOMINGO O QORICANCHA

Ubicada en la plazoleta Santo Domingo. Llamado en la época de los Incas Inti Kancha, era el templo principal de los quechuas en el Valle del Cusco, este templo en un principio estuvo dedicado a las deidades ligadas a los ritos agrarios.  

La actual iglesia tiene tres naves y una plataforma de construcción en forma de Cruz Griega, la fachada es de características platerescas y la torre de la iglesia es de características Barrocas con tendencia al Churrigeresco.

Los lienzos que se encuentran en el primer claustro coresponden a la vida y milagros de Santo Domingo de Guzmán y fueron pintados por el maestro José Espinoza, también encotraremos cuadros de Diego Quispe Ttito, Lázaro Pardo del Lago y obras del maestro Pedro Santangel y Marcos Zapata.

SAN FRANCISCO

Ubicada en la Plaza San Francisco. El año 1538 la orden de los Franciscanos hacen la fundación de su templo en el sector denominado Kasana, que eran áreas correspondientes a los solares de las Familias Pizarro y Sillerico, años después amplían sus ambientes comprando los terrenos que correspondían al hospital de Menesterosos de San Lázaro.

El año de 1650 la arquitectura de esta iglesia sufre gran deterioro y son construidos nuevamente por arquitectos mestizos, la actual iglesia tiene una plataforma de construcción en Cruz Latina, su fachada es de características platerescas y la torre es de características románicas.

Dentro de la pinacoteca de esta Iglesia encontramos cuadros que pertenecen al pintor Juan Espinoza de los Monteros, Diego Quispe Ttito, Basilio Pacheco, Marcos Villena, Marco Serrano, Basilio Santa Cruz y otros. Las pinturas pertenecen a la escuela Cusqueña, con estilos tenebristas y maneristas, los marcos pertenecen a trabajos de Oquendo y Pancorbo y son de características barrocas.

LA MERCED

Ubicada en la Plazoleta Espinar. La iglesia (convento) de la Merced  se funda el año 1536 por Fray Pedro Trujillo y Castañeda, esta iglesia sufrió gravísimos daños con el terremoto de 1650 pero fue reconstruida en el lapso posterior que duró de 15 a 20 años y actualmente está conformada por lo siguiente:

* El convento antiguamente tenía cuatro claustros, actualmente quedan dos claustros comventuales y uno de ellos se ha convertido en el actual colegio de la Merced.

* La Iglesia está compuesta por tres naves, una elevada y otra rebajada, tiene plataforma de construcción en Cruz Griega.

* La torre o campanario es de características barrocas.

* Dentro de los claustros encontramos una gran variedad de cuadros y fragmentos de pinturas murales de la primitiva iglesia de la Merced, los cuales representan la vida de Don Pedro de Nolasco fundador de la orden Mercedaria que fueron pintados por el maestro Ignacio Chacón.

* Dentro de las criptas del templo se encuentran enterrados importantes personajes como son: Diego de Almagro, Gonzalo Pizarro y hay una teoría que dice existir algunos restos de la familia Túpac Amaru.

* En esta Iglesia se encuentra la famosa joya "Custodia de la Merced", hecha en oro de 24 kilates y con aplicaciones de más de 1200 piedras preciosas..

LA IGLESIA DE LA COMPAÑIA DE JESUS

Ubicada sobre lo que fue el palacio de Wayna Cápac o Amaru Kancha. En el reparto de solares a la llegada de los españoles este lugar pasó a manos de Hernando Pizarro y posteriormente a Mancio Sierra de Leguisamo, a la llegada de los jesuitas al Cusco, eligieron como sitio para construir su colegio e iglesia en este lugar. La primera construcción fue hecha por el general de la iglesia Francisco de Borja el año de 1566, pero el terremoto de 1650 trajo por tierra toda la iglesia; la segunda construcción fue concluída el año de 1671 por el arquitecto Juan Bautista Gilles. Toda esta iglesia construida casi íntegramente en piedra labrada, guarda una gran riqueza artística tanto pictórica como en talladura.

En 1576 se comenzó su construcción en el lugar denominado Amaru Cancha (Barrio) de Huayna Cápac, de acuerdo a los planos del arquitecto Don Francisco Becerra.

 La Compañía de Jesús

Creada por los padres jesuitas que llegaron a Cuzco en 1571. En 1576 se inició la construcción en el barrio Amaru Kancha de Wayna Capac, siguiendo los planos del arquitecto Don Francisco Becerra. El terremoto de 1650 dañó su construcción, que se continuó en 1661 bajo la dirección del arquitecto jesuita Juan Bautista Egidiano. La construcción completa fue realizada en 15 años, y fue abierta el 19 de agosto de 1668.

El plano de la fachada y de las torres fue realizado por el jesuita Fructuoso Viera, y el ejecutor de la obra fue el arquitecto Diego Martínez de Oviedo. La construcción es en forma de cruz latina, con una sola nave, dos torres con ventanas ojo de buey que se enmarcan y se ajustan a la fachada; el pasaje central termina en una cúpula de gran trabajo arquitectónico de singular estilo barroco; se destaca en el interior el gran trabajo de tallado de los ornamentos de madera de estilo barroco.

Los retablos son de madera de cedro y dorados con pan de oro. Encontramos también pinturas que representan el matrimonio de la princesa peruana inca Isabel con Diego Oñas de Loyola y otra que representa la unión de los Loyola y de los Borja. Entre otros pintores, se encuentran Marcos Zapata, Basilio Santa Cruz, Basilio Pacheco, Cipriano Gutierrez, Rivera y otros anónimos.

Entre las esculturas más notables, están las de San Jerónimo y San Francisco que se encuentran en la sacristía, cuyo artista fue Melchor Huamán Mayta.

IGLESIA DE BELEN

Ubicada en uno de los barrios incaicos llamado Ch'akillchaKa, hacia el occidente de la ciudad del Cusco, en el año de 1550 los españoles vieron por conveniente fundar en este lugar un monasterio o recogimiento de mestizas. Dicha iglesia al igual que muchas sufrió total deterioro en el terremoto de 1650. El arquitecto que reconstruyó fue Juan Tomás Tuyru Túpac y concluyó el año de 1715.

La patrona de esta iglesia, La Virgen de Belén, que fue donada por España juntamante con el Señor de los Temblores que se encuentra en la Catedral, es una de las más ricas en joyas puesto que tiene las andas más pesadas por contener abundante cantidad de plata, andas que en cuanto a arte son las más bellas y acabadas de la metalurgia colonial.

PARROQUIA E IGLESIA DE SAN SEBASTIAN

En sus inicios se denominó Iglesia de San Lázaro pero ésta sufrió deterioros con el terremoto de 1650. Está ubicada en lo que hoy es la Plaza principal del distrito de San Sebatián que se encuentra a 5 km. de la ciudad del Cusco, esta iglesia se construyó rodeada de diferentes grupos arqueológicos que antiguamente debieron constituir un asentamiento humano muy importante.

El templo es de tres naves, la plataforma es de Cruz Latina, el altar mayor es una obra de arte de estilo barroco, la escultura de San Sebastián fue hecha por Melchor Huamán Mayta en 1673, aquí encontramos obras del Pintor Diego Quispe Tito.

MONASTERIO DE SANTA TERESA

Construido a un costado de lo que hoy se denomina Parque de la Madre y a una cuadra al nor-este de la Plaza de Armas del Cusco, esta iglesia pertenece a la congregación de las Carmelitas Descalzas. El terreno fue donado por Don Antonio de Zea, caballero de la orden de Santiago el año de 1661. La iglesia fue concluída el ano 1676 y los cuadros que se encuentran en la iglesia representan la vida de Santa Teresa.

IGLESIA Y CONVENTO DE SANTA CLARA

Ubicada en lo que hoy es la calle Santa Clara a solo 5 cuadras al occidente de la plaza de Armas. Su primera fundación fue el 15 de abril de 1551. Esta era una casa de recogimiento para las hijas de los conquistadores. El altar mayor fue construido por Pedro de Oquendo y se caracteriza por su profusa espejería. La iglesia es de planta rectangular de una sola nave.

LA IGLESIA CONVENTO DE LA RECOLETA

Construida en el barrio Inca de Munaysenca (nariz bonita), al oriente de la ciudad del Cusco, sector que hoy se denomina Socorro. Fue fundada el año de 1599 por el Padre Franciscano Francisco de Velasco. Los cuadros que se aprecian en su interior fueron pintados el año de 1669 por Juan Basilio Santa Cruz que trata sobre la vida y milagros de San Francisco de Asis. La iglesia es de una sola nave y una de las expresiones escultóricas más bellas es la del "Cristo pobre" que fue obra del artista Natalicio Delgado.

IGLESIA DE SAN CRISTOBAL

Ubicada en el barrio Inca de Qolqanpata, edificada sobre lo que fue el palacio de Manco Cápac. Su construcción se inició el año 1673 y fue una parroquia destinada a indios o naturales. La torre de la iglesia es de piedra pero la iglesia misma es de adobe.

PARROQUIA DE SANTA ANA

Ubicada en el barrio inca de Carmenqa, hacia el lado nor-oriental de la Plaza de Armas del Cusco. Esta iglesia conserva singular tipicidad  y se mandó a construir el año de 1559, siendo una iglesia para naturales. Aquí existía una importante colección de pinturas referidas al Corpus Cristi y que hoy se encuentran el el museo de Arte Religioso, actualmente las imágenes más importantes corresponden a la del Señor del Cabildo, La Virgen Santa Ana, El Señor del Santo Sepulcro.

IGLESIA DE SAN JERONIMO

Fundada en la zona de Waqoto al sur de la ciudad del Cusco en la época del Virrey toledo hacia el año 1572, fue una modesta iglesia que sirvió para atender el culto de varias comunidades campesinas.

IGLESIA DE SAN PEDRO

En sus inicios fue un hospital para que se atendiera a los indios o Naturales. Se costruyó el año 1556 y fue obra del arquitecto Juan Tomás Tuyru Túpac y se ubica a seis cuadras al occidente de la Plaza de Armas del Cusco. Esta iglesia como todas tiene importantes obras pictóricas, el púlpito fue tallado por Juan Tomas Tuyru Túpac en 1706 y una de las imágenes más veneradas es la de la Virgen Purificada o de la Candelaria y la otra es la del Apóstol San Pedro. 

 

IGLESIA Y CONVENTO DE LA MERCED

La orden religiosa de los mercedarios fue fundada en 1223 por San Pedro Nolasco, natural de Francia, con la intención principal de redimir a los cautivos. En el Qosqo la iglesia y convento fueron fundados hacia 1535 por Fray Sebastián de Castañeda, sobre un terreno que daba hacia la Plaza de Kusipata donado por el Marqués don Francisco Pizarro con las atribuciones que le otorgaba el derecho de los vencedores. En un principio se intentó erigir una iglesia y convento majestuosos que fueron derruidos por el terremoto de 1650; la actual estructura corresponde a los años posteriores.

La iglesia tiene dos puertas de ingreso, siendo la principal la que da hacia la plazoleta Espinar, posee además un solo campanario con un barroco muy cusqueño; hoy tiene el título de Basílica Menor concedida por el Papa Pío XII en 1946. También aquí los arquitectos fueron españoles pero fue totalmente trabajada por alarifes Quechuas; tiene en el interior una nave principal amplia y dos laterales relativamente estrechas. Su altar mayor es neoclásico con seis sólidas columnas corintias doradas y la imagen en bulto de la Virgen de las Mercedes en la porción central, además, posee doce otros altares con imágenes y lienzos diversos resaltando el Señor de Huanca y la Cruz del Padre Urraca cubierta con planchas de plata repujada. Resalta por su parte la imagen del Señor de Tambo de Montero que de acuerdo a la tradición era azotada todos los viernes en la noche por los judíos del Qosqo que se reunían en casa de un mercader portugués; tiene además un coro alto. En la cripta ubicada debajo del altar mayor de la iglesia se encuentran enterrados los restos de Gonzalo Pizarro, hermano del Marqués y los de Francisco de Carbajal cuyas cabezas fueron fritas en aceite y enviadas a Lima; el cuerpo de Diego de Almagro (el Viejo) socio de Pizarro, y el de Almagro el Joven (hijo del viejo Diego).

El primer claustro del convento es el más bello y sorprendente en el complejo; tiene forma cuadrangular, dos pisos, y una arquería con gruesos y sólidos pilares rectangulares en cuya porción frontal exhiben bellas columnas corintias labradas; es en síntesis una obra compleja y maravillosa hecha en andesita que causa la admiración de cada visitante. El segundo claustro es relativamente simple y anterior a 1650. En el primer claustro se hallan lienzos representando la vida de San Pedro Nolasco pintadas por Ignacio Chacón hacia 1763; Basilio Santa Cruz Pumacallo pintó el lienzo representando a "San Laureano" decapitado, por su parte Basilio Pacheco ejecutó el enorme lienzo representando los benefactores de la Orden que está ubicado en las graderías que conducen al segundo piso. También aquí se encuentra el recinto que sirve de museo para las joyas del convento, donde resalta sin duda alguna la célebre Custodia de la Merced de 1.2 mts. (3'4") de altura y que en total tiene un peso de 22.2 kg. (49 lb.). El sol de la custodia fue ejecutado en oro con estilo barroco por Luis Ayala de Olmos en el siglo XVII, más abajo está la imagen de Nuestra Señora de las Mercedes y aún más abajo una hermosa sirena arrodillada cuyo cuerpo está formado por una perla que asemeja el busto y vientre de una mujer. Más abajo está el pedestal que fue manufacturado por Manuel Piedra en los primeros años del siglo XIX con un estilo neoclásico francés, en cuya porción central ostenta un cordero pascual y todavía más abajo dos pelícanos representativos del cristianismo. De acuerdo a Alfonsina Barrionuevo la custodia "...Tiene mil quinientos dieciocho diamantes y brillantes finos, seiscientas quince perlas, una amatista, un topacio, tres esmeraldas, varias decenas de rubíes y otras piedras preciosas.". Además, en el recinto existen lienzos diversos en su mayor parte anónimos resaltando la "Coronación de la Virgen" pintada por Bernardo Bitti; "La Sagrada Familia" atribuida a Rubens y otra "Coronación de la Virgen" y una pequeña "Sagrada Familia" atribuidas a Diego Quispe T'ito. También aquí se exhiben manuscritos en pergamino, un pequeño Cristo labrado en marfil, joyas en metales preciosos entre coronas, incensarios, candelabros, etc., jarras de porcelana china y 8 casullas bordadas con hebras de oro y plata entre las que está aquella que perteneció a fray Vicente Valverde. En este claustro está la Sala Capitular donde se exhiben muchos otros lienzos; resalta en un lado de su entrada el lienzo de Ignacio Chacón representando a la Virgen María amamantando al mismo tiempo a un niño Jesús y a San Pedro Nolasco. También en el primer claustro se halla la célebre celda de fray Francisco Salamanca, natural de Oruro, en la actual Bolivia, cuyo retrato se encuentra a la entrada y que cobró celebridad hacia las primeras décadas del siglo XVIII como un gran orador, poeta, músico, pintor y compositor de villancicos en Quechua y aymara.Los últimos 30 años de su vida los pasó en la citada celda que es húmeda y obscura y que aún conserva el organillo fabricado por él mismo y los frescos obra de su pincel, narra la tradición que salía sólo los viernes a la media noche cargando la cruz que hoy se halla frente a su celda; falleció en 1737.

El célebre Templo del Sol del Qosqo fue y es en la práctica una síntesis de la organización, arquitectura y religión inkásica, que al momento de su construcción ya habían alcanzado la cúspide de su nivel; muy probablemente haya representado el centro del "Ombligo del Mundo" y por ende el centro del mundo, en la cosmovisión prehispánica andina.

De acuerdo a nuestra historia fue el primer Inka, Manko Qhapaq quien edificó el primigenio templo; pero fue el noveno, Pachakuteq quien a partir de 1438 reconstruyó, agrandó, mejoró y modernizó el más importante complejo religioso del extenso Inkario. Existen ciertas discrepancias en cuanto al nombre original del complejo, y aunque éstas no son excluyentes causan una relativa confusión; con frecuencia en las crónicas y tratados de historia se encuentra el nombre de Intiwasi (inti: sol, wasi: casa) que significa "Casa del Sol"; también se usa el nombre de Intikancha que significaría "Palacio del Sol", esto considerando que casi todos los palacios inkásicos poseían el sustantivo "Kancha"; mientras que su denominación más popular es Qorikancha que significaría "Palacio de Oro" o "Palacio Dorado". María Rostworowski aduce que el Templo antiguo era conocido como "Intikancha" y después de Pachakuteq como "Qorikancha".

Todos los cronistas coinciden en manifestar que fue extraordinaria la calidad del edificio hecho con andesita basáltica de coloración grisácea proveniente de las canteras de Waqoto y Rumiqolqa; con el tipo de aparejo "Sedimentario" o "Inka Imperial" que es la máxima expresión de la arquitectura en la América pre-colombina. Los muros son de piedras entre medianas y grandes cuya superficie exterior es rectangular, y estructura horizontal rectilínea que en los más importantes templos no exhibe perfiles con pronunciada convexidad; con uniones o juntas pulidas entre piedras, tan perfectas que no permiten la introducción ni de "una hoja de afeitar". Tienen una estructura transversal "amarrada", es decir con llaves o grapas de bronce con forma de "H" en las uniones interiores que aseguraban las piezas líticas evitando desplazamientos horizontales dañinos en caso de movimientos sísmicos; con una estructura vertical decreciente, es decir con piedras de mayor volumen en la parte inferior que disminuyen de tamaño progresivamente hacia arriba. Los muros tienen en la base mayor ancho que en el extremo superior; con su clásica inclinación hacia el interior (no existe una medida o regla general para tal inclinación) en armonía con la forma trapezoidal de sus puertas, ventanas y nichos; que además hace que las paredes se soporten entre sí mismas formando una estructura resistente, sólida, antisísmica, que fue capaz de resistir los dos grandes terremotos posteriores a la invasión española (1650 y 1950) que trajeron por tierra toda construcción colonial de "cal y canto". Hoy en algunos muros inkásicos del complejo se advierten algunas pocas grietas en ciertas paredes que no son producto del mal cálculo o técnica del arquitecto Inka, sino simplemente consecuencia de los cambios llevados a cabo en la colonia, los terremotos y sobre todo el intemperismo y erosión posterior a ellos. Según algunos estudios las paredes finamente labradas tenían una continuación de adobes en la parte superior formando hastiales con fuerte inclinación para facilitar el deslizamiento de las aguas pluviales en techumbres fabricadas a base de madera y recubiertas de "ichu" o paja brava, con aleros que sobresalían una "braza" de la pared (1.60 m. aprox.), techos cuyo aspecto modesto era remediado en los días festivos cuando eran cubiertos con vistosas mantas multicolores confeccionadas con plumería especial. Gasparini cree que la muy mencionada por los cronistas "cenefa de oro" que servía de corona circundando todo el contorno superior externo del templo servía además para disimular la diferencia entre el fino muro de piedra y el superior de adobe. El piso de los exteriores del Templo debió estar completa y finamente empedrado mientras que el piso interior de los recintos seguramente fue fabricado en arcilla quemada, a manera de un bloque cerámico sólido a semejanza de los pisos tratados encontrados en Machupicchu.

La puerta principal del templo daba hacia el noroeste, casi en la misma posición de la actual entrada al convento de Santo Domingo y daba hacia el Intipanpa ("Plaza del Sol") que hoy ocupa la pequeña plazuela de enfrente. De acuerdo a los cronistas éste era un complejo religioso constituido por templos dedicados a divinidades diversas, tenía una disposición muy similar a una clásica "kancha" (con recintos alrededor de un patio central); complejo en el que según Cieza de León, todas las portadas y puertas estaban enchapadas con planchas de oro. Resaltaba en el complejo el Templo del Sol propiamente dicho que ocupaba el terreno hoy ocupado por la iglesia católica de Santo Domingo; su extremo oriental ha sido totalmente demolido mientras que el occidental aún subsiste en parte formando lo que se denomina el "tambor" es decir la pared semicircular que da hacia la actual calle Arrayán; el Templo del Sol tenía sus cuatro paredes y aún el enmaderamiento del techo totalmente cubiertos con planchas y tablones de oro, de acuerdo a la descripción de Garcilaso debió ser de planta rectangular, con techumbre de madera y paja muy alta para facilitar la ventilación. Cabe destacar que quien más detallada información sobre el tópico brinda es el ínclito cronista cusqueño Garcilaso Inca de la Vega, que escribió como él mismo lo indica "...lo que mamé en la leche y vi y oí a mis mayores(sic)...". En su pared oriental debió estar el "Testero" (frente, fachada) o altar principal que como es ampliamente conocido contenía la representación del Dios Sol en una plancha de oro con la forma de un "rostro redondo y rayos y llamas de fuego" tan grande que abarcaba todo el frente del templo de pared a pared; representación solar que en la repartija de tesoros entre los conquistadores tocó en sorteo a Mancio Sierra de Leguísamo, un jugador empedernido que la perdió en una noche jugando dados, acontecimiento por el cual nació el refrán "juega el sol antes que amanezca". Sarmiento de Gamboa aduce que Pachakuteq ordenó que el Sol ocupase el sitio principal con la representación del Dios Wiraqocha a su diestra y de Chuquiylla (debe ser "Chuki Illapa"), el relámpago a su izquierda. En ambos lados de la imagen del Sol se encontraban los "Mallki", momias o cuerpos embalsamados de los Inkas muertos, por orden de antigüedad, en posición fetal y sobre literas de oro macizo.

En la cosmogonía andina se consideraba que la Luna o Mamakilla era la esposa del Sol, razón por la que el Templo de la Luna se ubicaba al lado oriental del Templo Solar; tenía planta rectangular y con arquitectura de la mejor, desafortunadamente fue casi totalmente destruida para dar paso a la construcción de la iglesia católica, aún se observa una de sus puertas y el muro del extremo oriental con sus clásicos nichos trapezoidales y la huella de la banda horizontal en medio de ellas que según se cree es la zona de apoyo de las planchas de plata que cubrían totalmente sus paredes. En medio del templo se encontraba una representación de la Luna hecha en plata y a ambos lados de ésta los cuerpos embalsamados de las reinas difuntas o Qoyas, por orden de antigüedad.

Al costado oriental del Templo de la Luna, dividido por un estrecho pasaje con una impresionante puerta de doble jamba que en una de ellas posee una piedra con 14 ángulos en sus caras exteriores, se encuentra el Templo de Ch'aska y las Estrellas (Ch'aska = Estrella Venus). Es indudable que en el Inkario las estrellas fueron deidades muy especiales consideradas "criadas de la Luna" que jugaban un papel preponderante en la observación astral y predicción del futuro en relación al clima, agricultura, prosperidad, bienestar, etc., tal como ocurre en la actualidad cuando los campesinos de los Andes observan el brillo estelar de constelaciones diversas para así poder predecir su futuro; por ejemplo, casi siempre cuando algunas estrellas tienen mucho brillo significa que en la próxima temporada agrícola habrán sequías. Tres de los muros del Templo se encuentran casi completos, el cuarto muro que da hacia el occidente ha sido reconstruido con las características originales ya que había sido derribado en la colonia. (En la actualidad en lo posible se trata de hacer sólo restauraciones con el material o piedras originales centrándose más en trabajos de solidificación y protección del monumento. Por su parte una reconstrucción se ejecuta con técnicas y material nuevos o modernos con las formas o diseños originales resultando una construcción nueva con sabor antiguo, es en cierto modo un engaño). El Templo de Venus tiene un tamaño considerable; está circundado por 25 nichos trapezoidales que como en todos los casos debieron servir para acomodar en ellos algunos ídolos, ofrendas y elementos relacionados al culto de las estrellas. También aquí en medio de los nichos es visible la franja horizontal que es el recuerdo de los "tablones" de plata que recubrían este Templo; además, todo el techo interior del recinto ostentaba representaciones de estrellas de tamaños diversos a "semejanza del cielo estrellado". Tenía dos puertas de ingreso bastante altas y en la pared en medio de ellas se encuentran dos nichos trapezoidales muy especiales que tienen labraduras de bandas y hoyos alrededor, a los que Garcilaso llama "tabernáculos", uno de ellos da hacia el interior y el otro hacia fuera pero ocupan la misma altura en ambas caras de la pared, originalmente estaban enchapados con planchas y tablones de oro, y "...En las esquinas de las molduras había muchos engastes de piedras finas esmeraldas y turquesas..." (sic). En una porción de la pared de piedra, hoy se aprecia un estuco blanco de yeso con pinturas murales que son un recuerdo de la ocupación colonial de este magnífico Templo cuyas paredes fueron utilizadas como cimientos para la construcción colonial de adobe que aún se observa sobre el muro del fondo.

Frente al Templo de las Estrellas, al otro lado del actual patio central se encuentra el Templo del Dios Illapa o Chuki Illapa que era considerado "criado del Sol". Illapa es una deidad que se compone de tres elementos interdependientes: el rayo, el relámpago y el trueno; de acuerdo a la tradición se consideraba que Illapa era el Dios de las Aguas cuyo adoratorio estaba guarnecido en oro. Tiene 3 puertas trapezoidales de jamba simple y su actual pared lateral noroccidental ha sido parcialmente reconstruida siguiendo sus características originales. Este recinto es más pequeño que los templos anteriormente descritos, con paredes que poseen los clásicos nichos trapezoidales y dos ventanas en sus muros laterales; llaman la atención las molduras esculpidas en la parte superior de la pared frontal cuya función original es desconocida.

Al occidente del Templo de Illapa se encuentra otro cuyas dimensiones y características originales fueron idénticas al anterior pero que fue parcialmente mutilado en su porción noroeste para poder construir parte del convento dominicano; éste era el Templo de K'uychi o Arco Iris que fue otra divinidad importante en el Inkario porque se consideraba que procedía del Sol y por eso los reyes Inkas lo adoptaron como divisa y blasón porque se jactaban descender del Sol; se asegura que en el Tawantinsuyo se utilizaba una Unancha, es decir una divisa o bandera que tenía los 7 colores del Arco Iris, bandera que ha sido reivindicada y es hoy utilizada como el pendón de la ciudad del Qosqo. El Templo estaba totalmente adornado con oro y en uno de sus muros existía un Arco Iris pintado sobre las planchas de oro que cubrían la pared de canto a canto. En los Andes peruanos cuando los niños campesinos ven un Arco Iris en el cielo inmediatamente se cubren la boca con las manos o simplemente le dan la espalda porque se cree que este multicolor fenómeno al descubrir los dientes los gasta y pudre; creencia que tiene vigencia desde épocas inmemoriales. En la pared lateral oriental existe una ventana trapezoidal que coincide exactamente en tamaño, forma, altura y nivel con las otras dos del Templo de Illapa, creando una perspectiva perfecta; las tres ventanas están niveladas, para ello se utilizaron niveles en base a agua depositada en un recipiente cerámico con dos hoyos a manera de visores en extremos opuestos que constituían un rudimentario pero útil nivel o teodolito.

Entre los Templos de K'uychi e Illapa existe un espacio abierto en cuya pared posterior se observan tres canales finamente labrados a los que la tradición e imaginación popular denominan "canales fónicos" y que al ser golpeados emiten "notas musicales diferentes"; lo cierto es que esos canales que están al nivel del piso original sirvieron para desaguar las aguas pluviales concentradas en el patio central del complejo, canales similares son encontrados en todos los complejos o construcciones que no tenían techos. Dentro del complejo debieron además existir un aposento para el Sumo Sacerdote o "Willaq Uma" y los demás de menor jerarquía, y espacios para albergar a los ídolos diversos de las naciones o pueblos sometidos o incorporados que eran traídos y concentrados en el Qorikancha, permitiendo así el culto de los vencidos, de tal modo que si habían intentos de rebelión en las naciones conquistadas las represalias en el Qosqo eran contra sus dioses, produciéndose así la intimidación religiosa que le dio muchos frutos al Inkario.

En el sector sur de todo el complejo existían andenes que abarcaban aún hasta el borde del canalizado río Saphi (hoy el río discurre en un canal subterráneo debajo de la Avda. el Sol); terrazas o andenes que formaban parte del Jardín Solar del Qorikancha que probablemente sea lo más extraordinario y rico que se encontraba en el templo. Este era un jardín muy especial porque contenía elementos de la flora y fauna regional y aún personas representados en tamaño natural pero en oro y plata, los cronistas indican que fueron muchos los animales desde insectos hasta mamíferos; muchas fueron las plantas, desde flores pequeñas hasta árboles nativos; muchos los niños, hombres y mujeres, y numerosos otros objetos en metales preciosos que fueron fabricados por los orfebres Quechuas y ocupaban este jardín excepcional. Hasta hace algún tiempo se aducía que los cronistas habían escrito muchas mentiras y fantasías sobre esto, sin embargo las excavaciones arqueológicas en el lugar han ido demostrando paulatinamente la certeza de que todo aquello, al haberse encontrado algunas piezas vegetales y animales hechos en oro. Sólo queda imaginarse la magnificencia, calidad y cantidad de objetos que este jardín debió poseer y que dejó pasmados a los conquistadores que lo vieron, objetos que fueron recolectados formando parte del botín de la conquista y después fundidos para transformarlos en monedas o lingotes para facilitar su transporte hacia España; esa es una de las razones porqué en los museos del Perú no se exhiben muchos objetos en metales preciosos de factura inkásica.

Es indudable que el Qorikancha fue el más rico, elaborado y deslumbrante templo del Inkario; aquí se concentraba el oro y plata de todo su territorio, los metales llegaban en forma de ofrendas para la Ciudad Sagrada y el Templo. En el Inkario los metales preciosos no poseían un valor económico pero sí religioso; existían otros elementos aún más valiosos que el oro, por ejemplo las conchas marinas de colores o "mullu" (Spondylus sp.) que provenían de las costas ecuatorianas que eran muy valiosas porque representaban la "Qochamama" o "Madre Mar". El oro del Inkario se extraía de vetas o minas diversas y otra importante porción era "lavada" en los ríos amazónicos donde el oro se halla en forma de polvo o pepitas mezcladas con la arena, el polvo era concentrado o reunido con mercurio y luego quemado a altas temperaturas para desprender el mercurio del oro; la utilización del mercurio entre los Quechuas fue bastante controlada debido a su nocividad. La plata es aún abundante en los países andinos que tienen una importante producción de ese metal.

Además, en este extenso complejo existían 5 Fuentes de Agua límpida transportada mediante canales subterráneos cuyos manantes o puntos de captación se mantenían en completo secreto; fuentes de agua que tenían un carácter ceremonial al considerarse que el agua fue otra deidad en la religión andina; también estaban adornadas con metales preciosos y tenían los caños de oro, algunos pilares de piedra y tinajones de oro y plata. Por falta de mantenimiento y la sistemática destrucción el agua se fue secando; Garcilaso indica que alcanzó a ver sólo una de ellas, la última que todavía los dominicos utilizaban para regar su huerto. A partir de 1975 mientras se hacía la reconstrucción del convento e iglesia coloniales se hacían también excavaciones en la zona de los jardines, que finalmente hicieron posible encontrar una de las 5 fuentes originales más abajo del pie del "tambor solar", el agua todavía discurre por sus canales y está primorosamente labrada; es posible que en el futuro se encuentren restos de las otras descritas por Garcilaso. Hasta 1990 la mayor porción del territorio del Jardín Solar estaba cubierto por construcciones diversas; la Municipalidad del Qosqo adquirió los terrenos y construcciones del sector y se llevaron a cabo trabajos de excavación arqueológica con la finalidad de desenterrar nuestro pasado y sacar a luz lo muy poco que quedó de la grandeza del complejo, que al decir de Cieza de León, "...En fin, era uno de los ricos templos que hubo en el mundo."

Hoy, en medio del patio central del claustro conventual se exhibe una fuente labrada de forma octogonal en una sola pieza pétrea de andesita que de acuerdo a algunos historiadores tiene factura Inka; sin embargo, la forma y características de la citada fuente no son clásicas en la lítica Inkásica; por lo que, si fue labrada en el Inkario debió poseer otra forma que fue transformada en la colonia. De igual modo hoy se aprecian alrededor de claustro muchos lienzos que representan la vida de Santo Domingo de Guzmán.

Al producirse el reparto de casas y palacios durante la invasión española, el Qorikancha correspondió a Juan Pizarro quien lo donó a la Orden de Dominicos representados por el primer Obispo de la Ciudad fray Vicente Valverde, quienes inmediatamente procedieron a la construcción de su iglesia y convento sobre el más importante Templo Inkásico demoliendolo en gran parte para adaptarlo a su nuevo uso. Aquella primigenia iglesia fue devastada por el terremoto del 31 de marzo de 1650 para posteriormente iniciar paulatinamente con la actual estructura erigiendose la torre en 1780 con un barroco profuso, bajo la dirección de Fray Francisco Muñoz. El 21 de mayo de 1950 se produjo otro violento terremoto que destruyó gran parte del convento y la iglesia al igual que su torre dejando al descubierto muchas estructuras inkásicas y el interior del "tambor solar"; en aquella época un fuerte "movimiento indigenista" sugirió la reubicación de la iglesia y la reivindicación del Templo del Sol; lástima que el poder político de la iglesia impidió aquel intento por despejar las ruinas del mayor adoratorio del Tawantinsuyo.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Iglesia de ciguenza

Este templo fue mandado construir por el primer Conde de la Casa Tagle de Trasmiera, D. Juan Antonio de Tagle Bracho, encargándoselo a su hermano, que ejercía de párroco en el cercano pueblo de Toñanes. En una de las cartas le comunica su deseo de edificar una iglesia para su pueblo similar a la iglesia de las Capuchinas de Lima (Perú), ciudad donde residía.
También existen iglesias de este tipo en la comarca del altiplano peruano de Cahrcas. Bien es cierto que envió el plano y el dinero para la obra y en 1748 los muros ya levantaban 5 pies y creemos que para 1751 ya estaba casi concluida.
Es una excelente construcción de sillería, que por su unidad y equilibrio constituye uno de los monumentos más relevantes de la arquitectura barroca y el más representativo del arte colonial en nuestra región.
Lo más característico es el gran desarrollo de la fachada occidental, con dos torres macizas, coronadas con pirámides de piedra y balaustrada, como enmarcamiento de la portada principal .
Se observa una exquisita labra en los elementos decorativos (arcos, frontones, columnas) y se cobija bajo un arco de medio punto, que puede considerarse como reminiscencias de los atrios de las iglesias coloniales de la zona del altiplano peruano. Su diseño presenta en planta la forma de cruz latina, co ábside rectangular, flanqueado por dos volúmenes colaterales que hacen funciones de sacristía. El crucero, está formado por dos capillas laterales y un tramo central cubierto con cúpula y la nave en dos tra mos, de los cuales el último contiene el coro alto, que a su vez se encuentra incrustado entre las dos macizas torres de la fachada occidental.
Cada una de las torres se compone de cuatro cuerpos escalonados. Los tres inferiores son casi macizos, con algún vano para iluminar la escalera de acceso al campanario, mientras que el superior posee cuatro vanos en arco de medio punto, en los que van ubicadas las campanas. Se rematan ambas con un chapitel, en forma de pirámide octogonal de piedra, rodeado de una balaustrada adornada con pequeños pináculos.
Las puertas de ingreso son gemelas. Aunque la principal sería la de la fachada oeste, la que actualmente se utiliza es la que se abre en la fachada sur, en el tramo de la nave.
Ambas se componen de un amplio ar Äco de medio punto, enmarcado por dos pilastras rehundidas o columnas estriadas, sobre las que descansa el entablamento, que se remata en un frontón triangular partido sobre una hornacina central, a cuyos lados se han abierto sendos óculos para iluminar la nave central. Es conveniente destacar la espléndida talla de la piedra en las molduras que decoran las dovelas y las jambas de las puertas y los entablamentos.

  INTERIOR

El interior es bello y armonioso, determinado longitudinalmente por la nave y el presbiterio y transversalmente por el amplio crucero que da lugar a sendas capillas.
El solado es de losas de piedra bien labrada y conservada, mientras que la cubierta - de todos los tramos, salvo el central del crucero -, está constituid por bóvedas de terceletes y combados de gran complejidad. Sobre el crucero se eleva una cúpula vaída, de hiladas concéntricas, sobre pechinas, sie Åndo quizás la más característica de las existentes en nuestra región.
Esta construcción es también reflejo del buen momento arquitectónico que se produce en Cantabria durante la primera mitad del siglo XVIII. Por otra parte, este auge artístico se ve aquí subrayado por la gran aportación económica que tuvo que afrontar el citado promotor de la iglesia, don Juan Antonio de Tagle y Bracho, aunque es posible que, una vez muerto, en 1750, se agotasen los recursos exonómicos que provenían de América y no pudiera darse por concluida totalmente la obra. Consecuencia de ello fue sin duda que no pudieran ser dorados los retablos.

 

LOS RETABLOS

Los tres retablos correspondientes a la capilla mayor y a las laterales reflejan las mismas características estéticas, propias de mediados del siglos XVIII, mientras que los dos pequeños que se hallan en hornacinas, en los muros de la nave, son ya post "eriores, de la segunda mitad del mismo siglo.
El retablo mayor tiene carácter monumental y sigue en su estructura, el modelo de retablo barroco de finales del siglo XVII, pero introduce la variante de situar dobles columnas enmarcando la calle central. Se observan así mismo abundantes medallones con bustos y rocalles. Las columnas son estriadas y también se decoran con rocallas en el fuste, como es habitual en los retablos del barroco decorativo de mediados del siglo XVIII, a cuya época pertenece éste, que se montaría al terminar las obras de la iglesia.
Al igual que los laterales, carece de policromía, mostrándose la madera de nogal de la estructura en su color original. Solamente las hornacinas llevan algunas rocallas doradas.
Los retablos laterales muestran ya columnas salomónicas y estípites, incluso en el cuerpo del retablo, lo cual nos mueve a pensar también en una pronta influencia hispanoamericana, ya que en Cantabria es más común que los estípites se sitúen en un principio enmarcando la horna Åcina del ático.
Los retablos de la nave son más populares y siguen modelos tradicionales de la región. Ante la imposibilidad económica de dorarlos, fueron pintados por un artesano mediocre ya en el siglo XIX.

 

La primera impresión, si uno mira por la ventanilla, es que Arequipa no interrumpe sino transfigura el rostro severo del agreste territorio que la rodea en una ecuación volumétrica, extrañamente magnética. Un momento después, al detenernos en lo alto de la escalerilla del avión, el resplandor poderoso sobre las pálidas edificaciones nos obliga a utilizar como visera el último número de la revista de a bordo. Y cuando hacemos algunas consultas en el interior del pequeño pero impecable aeropuerto, adivinamos que hemos llegado a una ciudad que se esfuerza por marcar la diferencia.

-Señoras y señores, bienvenidos a la República Independiente de Arequipa -dice alguien. Esta es una broma que los arequipeños no se cansan de festejar.

La ciudad, con sus blancos muros de piedra volcánica, ciertamente confirma una vez más la muchas veces desconcertante variedad de rostros que presenta el Perú. Cuando uno camina por sus calles siente que ha llegado a una ciudad sólida, que sólo quiere parecerse a sí misma. Hay un sosegado encanto en esas casonas del siglo XVIII, una atmósfera rigurosa en las soleadas callejuelas del barrio de Yanahuara, un altanero concepto de la belleza en la gran catedral, que trastorna un tanto esa imagen fácil de un Perú simplemente incaico y populoso.

Arequipa, la segunda ciudad del Perú, tiene muchos atractivos para el turista, especialmente en su muy lograda arquitectura. Su peculiar fisonomía, iniciadora del celebrado Barroco andino, es producto del espíritu obstinado de sus pobladores que desde su fundación en 1540 vieron, con insoportable regularidad, desplomarse una y otra vez sus muros más altos y orgullosos. Quizá por eso el símbolo de los arequipeños es el Misti, un volcán de fina silueta con la cumbre espolvoreada con algo de nieve.

Luego de cada terremoto los pobladores apretaban los dientes e iniciaban la reconstrucción. Sin duda a este reiterativo ejercicio arquitectónico se debe la noble consistencia de templos y casonas que se levantan prudentemente sobre anchísimos muros. Y así el ambarino sillar entabla un fuerte contrapunto con un cielo profundo y azul, y con la alegre tonalidad del verde de su campiña. El sillar, ese material poroso que en otros tiempos fue magma ardiente, se impone sobre todo el paisaje y Arequipa ostenta una tajante limpieza de líneas, una gracia y contundencia de planos y volúmenes, mucho menos fríos y gravitantes que los de piedra, y mucho más definitivos y concluyentes que los de ladrillo o adobe.

ALTAR MAYOR
Mientras uno se registra en el hotel el encargado suele balancear una sonrisa satisfecha (que sin embargo compadece a aquellos condenados a admirar sólo temporalmente su Arequipa) antes de indagar para cuándo hemos programado una visita al convento de Santa Catalina. Luego nos informa que si disponemos de tiempo es un auténtico pecado mortal no darse un salto por el ya célebre valle del Colca. Nosotros bocetamos algo parecido a una curva de comprensión en los labios.

-Será para otra oportunidad.
-¿A usted le gustan los camarones? -alega finalmente, invencible, el arequipeño, mientras traspasamos el grueso portón del local.

Y lo primero que hacemos entonces, como un acto ritual, es levantar un dedo y trepar a un taxi.

Al poner pie en el centro de la ciudad lo que inmediatamente llama la atención es su monumental catedral, que ocupa íntegramente uno de los lados de la plaza. Según José García Bryce, este es "el principal monumento religioso que se erigió en el Perú del siglo XIX y una obra que por su envergadura, su forma estructural y, hasta cierto punto, el estilo de su fachada constituye, a pesar de su fecha de construcción, un nexo o lazo entre la arquitectura de la Colonia y la de la República". Sus tres naves de techo abovedado contienen piezas litúrgicas de valor, pero lo que enorgullece particularmente a los arequipeños es el gran órgano belga que, según alegan, emite un sonido hondo, intenso, que vuelve piadosos a los agnósticos. Atrae también un púlpito de madera tallada en Francia en 1879, que ilustra como la palabra sagrada aplasta al atormentado Luzbel. Desde el atrio de la catedral se contempla la gran plaza, no exenta de belleza, que hasta el siglo pasado fue escenario de arrebatos militares, procesiones, corridas de toros, además de algunos emocionantes fusilamientos que el tiempo ha barnizado de leyenda. Atravesando el portal de Flores, de estilo neorrenacentista que data de 1877, alcanzamos la iglesia de la Compañía de Jesús, la más hermosa de la ciudad.

INDIOS Y ESPAÑOLES
El llamado barroco andino o estilo mestizo es el aporte de Arequipa a la arquitectura Hispanoamericana. Héctor Velarde afirma: "En Cusco hay superposiciones heroicas y silencios graves en sus monumentos; en Lima la humildad del material hace de su arquitectura algo ficticio en su lujo y melancólico en su fiesta; si vamos para Bolivia, Ecuador, México, encontramos riqueza exuberante, aislamiento de arquitectura hispana o exaltaciones líricas de piedra hasta lo trágico. La naturalidad absoluta, la arquitectura que nace del acuerdo perfecto entre la forma que llega y el espíritu que la recibe, la tiene Arequipa en sus monumentos donde la idea española se expresa con alegría y lenguaje indígena". El historiador Alejandro Málaga agrega: "en su aspecto decorativo la arquitectura arequipeña se aparta más que ninguna otra región de América de las formas y estilos europeos conocidos, para acercarse a las formas y estilos aborígenes". Lo que ocurrió es que los maestros españoles dirigían las obras encargando el trabajo menudo a asistentes indígenas de origen Collagua, célebres por su admirable sentido estético adiestrado en piezas de textilería, que impusieron figuras acertadamente estilizadas de la fauna y flora regionales.

La obra cumbre del barroco andino o del llamado estilo mestizo, es la iglesia de la Compañía cuyo cuerpo principal fue construido por primera vez en 1649 siguiendo los planos de la iglesia del Gesú, en Roma. Las exuberantes portadas frontal y lateral del templo de los jesuitas resumen lo más logrado de las formas decorativas de este estilo y, en particular, aportan la imagen de un Santiago Matamoros -motivo pictórico español que representa al apóstol Santiago luchando contra los moros, adaptado en el Virreynato-, y unas sirenas que han sido calcadas en muchas iglesias del Sur del Perú. Si uno se desplaza un poco y se sumerge en los remozados claustros contiguos, se puede experimentar la extraña atmósfera que se genera al cercar el ambiente despojado de un gran patio cuadrangular con una arquería profusamente labrada. Esta es una de las características más llamativas de la arquitectura arequipeña: se interrumpe amplios y limpios planos blanquísimos con repentinos conjuntos en saturado altorrelieve. Vacío y plenitud. Luz y sombra.

Los atractivos de la iglesia de la Compañía no se limitan a lo arquitectónico. Es muy festejada por los visitantes la sacristía, que esta regiamente coronada por una cúpula pintada al fresco con motivos tropicales que nos remiten a las misiones jesuitas en Paraguay. La obras de arte colgadas en sus muros son también de lo mejor que se puede ver en la ciudad. En 1596 llegó a Arequipa Bernardo Bitti, un pintor manierista italiano formado en el entorno de Miguel Ángel, y se aplicó con cristiana disciplina a la realización de varias obras de las que quedan cuatro piezas de notable factura. Existen también algunos trabajos del flamenco Diego de la Puente. Es especialmente llamativa su versión de la última cena, donde Jesucristo se apresta a servirse un sabroso muslito de "cuy chacctado", plato típico a base del nutritivo roedor andino.

CAMARONES Y ROCOTOS
Si bien en los últimos años la culinaria peruana ha sido reconocida como la mejor de Hispanoamérica junto con la mexicana, entre los estudiosos peruanos se difunde la certeza de que es en Arequipa donde la mesa castiza ha integrado los productos indígenas con mayor riqueza y variedad. La comida arequipeña, que antes se servía casi exclusivamente en comedores tradicionales o picanterías, ha logrado trascender el ámbito puramente doméstico, y se ofrece en la actualidad en locales adecuadamente implementados para las exigencias del turismo. El gran plato, que se escoge invariablemente a la hora de homenajear a algún ilustre visitante, lleva el título de "chupe de camarones", y consiste en el arte de obligar al rosado sabor del camarón de río a navegar sobre un caldo espesado con leche, queso y huevo que alcanza su punto preciso con el imprescindible, oscuro, aroma del huacatay, una hierba de la región.

Se recomienda también con especial entusiasmo el "sudado de machas", que consiste en revolver durante algunos segundos este marisco de color gris azulado en un aderezo de tomate y cebollas sobre fuego ardiente, hasta que alcance una tierna palidez. Se sirve con papas hervidas. Para los visitantes que se ufanen de su buen diente, está también a su disposición un plato como el "chaque de tripas", que si bien muy sabrosos, puede resultar un tanto pesado para el paladar contemporáneo. Lo que si esun auténtico y noble desafío es el "rocoto relleno", obra maestra de la culinaria arequipeña, que fusiona con artístico empeño el aromático rocoto, cuyo picor ha sido considerablemente atenuado, con un relleno de carne picada, pasas y otros agregados, que deberán sumarse al regocijado paladar a una salsa hecha a base de queso serrano y crema de leche.

CIUDADELA DE OTRO TIEMPO
Al salir de la picantería, que nos ha impresionado por el intenso color local de sus instalaciones, probamos nuestro físico, adiestrado con una impecable bicicleta estacionaria, y nos atrevemos a subir hasta la parte más alta del mirador de Socabaya, el lugar que permite la más amplia vista panorámica de la ciudad. Es una hermosa vieja y testaruda ciudad. A pesar de sus limitados recursos, desde el siglo pasado se ha obstinado en jugar un papel protagónico en la historia del Perú, y sus empresarios han utilizado la vieja alquimia de sus abuelos -austeridad+trabajo+soberbia-, que les ha permitido ubicarse en un nivel asombrosamente competitivo frente a los gigantes de Lima. En la actualidad son especialmente influyentes grupos empresariales como Cervesur, Gloria, Carsa y los llamados alpaqueros, que han logrado introducir con éxito esta fibra finísima en el mercado mundial.

Luego de echar un último vistazo al apacible paisaje, que los acuarelistas de la zona han pintado con mirada complacida (y que suelen ser piezas muy apreciadas por cierto tipo de turistas), nos dirigimos al famoso Convento de Santa Catalina. En la portería se aproxima una muchacha de aspecto infatigable y nos ofrece un pasaporte de la República Independiente de Arequipa.

-Tienen que nacionalizarse.

Le explicamos, absurdamente impertérritos, que somos arequipeños hace tiempo, y ella, sin creernos, saca un fajo de billetes torpemente impresos con la imagen de Mariano Melgar, el romántico poeta tutelar de la ciudad.

-Llévense un Characato de oro -insiste-. Con ésto se compra el cielo azul.

Tienen de todo en esta ciudad.

Y cuando entramos por fin al Convento de Santa Catalina sentimos que realmente estamos en otro lugar, en un mundo diferente, en otro tiempo.

Lo que más impresiona del Convento son sus callejuelas que datan del siglo XVII, bordeadas por algo parecido a pequeñas casas de varios ambientes donde se alojaban las monjas más acaudaladas. Es que hay que recordar que, en aquellos tiempos, sólo las familias más pudientes podían hacerse cargo de la cuantiosa suma necesaria para la "dote" (mil pesos de plata ensayada y marcada de a cuatrocientos maravedíes cada peso, así como cien pesos corrientes para alimentos, además de muebles y sirvientes) que cada novicia debía entregar. Estas callejas conducen a pequeñas placitas de piso desigual donde fácilmente se puede uno dejar atrapar por alguna fantasía de anacoreta. El recinto ocupa 20.000 metros cuadrados y consta, además de las calles, de los claustros, un hermoso templo, y una pinacoteca donde los que saben disfrutar con el buen arte colonial pueden quedarse contemplando algunas interesantes obras de la Escuela Cusqueña, y hasta un arcángel de tipoo Zurbarán, orgullo del monasterio.

Una vez que se ha dejado el lugar, cuando ya empieza a caer la noche, mordemos un trozo de queso y escuchamos algo de Coltrane en el Café del Búho, un lugar sobre el sorprendente complejo cultural de la Universidad San Agustín, y, un rato después, nos sumergimos en el Blues Bar, que inspirado en los frenéticos lugares de rock & ron del Cusco nocturno, nos permite contemplar la marea turbulenta de la joven guardia de arequipeños que, intentando dejar atrás los temperamentos sanguíneos, característicos de los pueblos enamorados de sí mismos, parecen preferir el toque mundano propio de una ciudad moderna como cualquier otra.

LIMA

Ciudad:
Alameda Chabuca Granda,
Plaza Mayor.- Establecida el 18 de enero de 1535. Destaca por su pileta de bronce y el Angel de la Fama. 

Plaza San Martín.- Inaugurada en 1921 en ocasión del centenario de nuestra independencia.

Principales Iglesias:
Catedral.- Un regalo del rey Carlos V y cuya sacristía funciona en la actualidad como Museo de Arte Religioso.

Iglesia de Jesús, María y José.- De estilo barroco y retablos tallados en pan de oro.

Iglesia y Convento de las Nazarenas.- Conocida por la pintura del Señor de los Milagros y la devoción de sus fieles.

La Merced.- Donde se venera a la Virgen de las Mercedes, Patrona de Armas del Perú y la Cruz del Padre Urraca.

San Agustín.- Reconocida por la talla de “La Muerte” de Baltazar Gavilán.

San Francisco.- Complejo arquitectónico virreinal construido sobre catacumbas que sirvieron de cementerio durante casi tres siglos.

San Marcelo.- Del siglo XVI, con una fachada de estilo barroco y rococó.

San Pedro.- Conocida por la presencia de la campana más antigua de la capital y por ser calificada como uno de los complejos arquitectónicos barrocos más bellos del mundo.

Iglesia de San Sebastián.- Primera parroquia de Lima.

Iglesia y Convento de Santo Domingo.- Con urnas de plata que conservan las reliquias de Santa Rosa de Lima, San Martín de Porres y San Juan Masías.

Iglesia y Santuario de Santa Rosa.- Lugar donde naciese la santa y conocido por el famoso pozo que allí se resguarda.

Principales Casonas:
Palacio de Gobierno.- Conocido también como la Casa de Pizarro.

Palacio de Torre Tagle.- Actual sede del Ministerio de Relaciones Exteriores.

Casa del Oidor.- Que fuese sede de la administración de justicia de los magistrados nombrados por el rey de España.

Casa Aliaga.- Habitada actualmente por los descendientes del conquistador Jerónimo de Aliaga.

Casa Oquendo o Palacio de Osambela.- Sede del Centro Cultural Inca Garcilaso de la Vega.

Casa de Pilatos.- Sede del Tribunal de Justicia.

Casa de las Trece Monedas.- Residencia que conserva sus elementos arquitectónicos originales.

Casa La Riva.- Sede de la Asociación Cultural "Entre Nous”.

Casa de Riva Agüero.- Donde funciona el Instituto Riva Riva Agüero, el Centro de Estudios Humanísticos de La Católica y el Museo de Tradiciones y Artes Populares.

Quinta Heeren.- Espléndida mansión construida por el alemán Oscar Heeren.

Alameda de los Descalzos.

Paseo de Aguas.- Mandado construir por el Virrey Amat para halagar a La Perrícholi.

Plaza de Acho. Quinta Presa. Huaca Huallamarca (San Isidro) - Centro ceremonial preinca. Huaca Pucllana o Juliana (Miraflores) - Templo preinca.
Miraflores.­ Distrito que cuenta con galerías de arte, restaurantes, boutiques y centros artesanales.

Trujillo

Iglesias:
Basílica Menor (La Catedral).- Es el templo más importante por su jerarquía religiosa, alberga valiosas obras de arte y esculturas de excepcional talla.

Huaman.- Este hermoso templo es la joya más singular del estilo barroco mestizo de la costa norte del Perú.

Iglesia y Monasterio del Carmen.- Uno de los más bellos conjuntos arquitectónicos de la ciudad. Es el relicario del Arte Virreínal peruano.

La Merced.- Tiene una fachada de órdenes arquitectónicas superpuestas, las pechinas son muy hermosas y representan pasajes de la vida de San Pedro Nolazco.

San Agustín.- Posee un altar mayor de madera dorada y un gran púlpito barroco.

San Francisco.- Posee retablos policromados y un púlpito del siglo XVIII admirablemente realizado.

Otras.- La Compañía de Jesús, Santa Clara, Santo Domingo, Belén, Santa Ana, San Lorenzo y Santa Rosa, San Salvador Nansíche.